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La situación

A quince días de empezar el ciclo lectivo 2015, el equipo de la cátedra Arnoux de Semiología de la sede San Isidro fue notificado de tres situaciones que afectaban directamente su trabajo:

* Tenían una nueva titular (quien hasta entonces había sido la adjunta, Alejandra Vitale).

* Se habían eliminado los talleres de lectura y escritura.

* La materia que antes tenía una carga horaria de 6 horas semanales, pasó a tener 4.

Una reestructuración similar sufrió la cátedra Rubione de Semiología de la sede Avellaneda: tras la muerte de su titular, quien fuera la adjunta (Lonchuk) tomó su cargo y la cátedra pasó a tener 4 horas semanales a la vez que se eliminó el «Recorrido 2» (clases teórico-prácticas) de la asignatura.

Frente a lo que se entendió como un atropello a sus derechos fundamentales como trabajadores, por ser obligados a un cambio de horario repentino y no tener una función clara dentro de la cátedra que ahora desconocía la especificidad de su labor, los talleristas de la sede San Isidro firmaron la siguiente carta abierta a la comunidad:

carta_docentes_del_taller_de_san_isidro_001   Paralelamente se comenzó a difundir una petición  a las autoridades con el fin de que se revirtiera la medida. En tan solo cinco días se superaron las 2000 firmas. Con semejante muestra de apoyo y, a través de la AGD, el 1 de abril varios docentes de Semiología de distintas sedes se reunieron con el secretario académico, Miguel de Luca, y el director del Ciclo Básico Común, Jorge Ferronato. En esa reunión, cuyo informe completo puede leerse en la página de la Asociación Gremial Docente de la UBA, las autoridades deslizaron una amenaza encubierta: frente a los reclamos se estaba corriendo el riesgo de que todas las sedes y cátedras (y no solamente las de San Isidro y Avellaneda) perdieran el espacio de los talleres.

Efectivamente, el lunes siguiente a esa reunión la amenaza se materializó. Varios compañeros docentes volvieron a hablar con Miguel de Luca. El secretario académico les informó entonces que no solo no se iban a restituir los espacios eliminados de las sedes San Isidro y Avellaneda sino que habría una reestructuración más profunda: Semiología pasaría a tener 4 horas semanales en todas las sedes y cátedras, y se eliminarían definitivamente los talleres del Ciclo Básico Común.

El tema se trató en Consejo Superior el 8 de abril. En esa ocasión, Ferronato hizo hincapié en la «ilegalidad» de los talleres (que funcionan hace más de 15 años en el CBC) y propuso que se instauraran por fuera de la materia Semiología, para todos los estudiantes de cualquier carrera, pero de modo optativo. Se rechazó el proyecto de restituir los espacios eliminados en las sedes San Isidro y Avellaneda, se negó una votación nominal y no se dejó hablar a las partes interesadas. A continuación puede verse el video de ese encuentro (comienza a hablarse de los talleres en el minuto 43):

Paralelamente, en las cátedras donde todavía funcionan los talleres se  registra la agudización de una política que los obstaculiza en los hechos. Hace años que no se conceden a altas por bajas en Semiología (es decir, que no se designa otro profesor cuando alguno renuncia o entra en licencia). Sucedía por caso que, si había tres bajas, concedían dos altas o una. Ahora el recorte avanza fatal.
Por ejemplo, este cuatrimestre en la cátedra Marafioti (sede Ramos Mejía), hubo cinco renuncias, en función de las cuales el titular solicitó las correspondientes cinco altas. Fueron negadas las cinco, con el argumento de que en esa cátedra «sobran» docentes para cubrir las comisiones de Marafioti. «Sobran», claro, si no se cuentan los talleres, para los que las comisiones se desdoblan en dos grupos en función de ofrecer a los alumnos clases de lectura y escritura con modalidad de taller. Sin esta posibilidad de desdoblamiento, quedan talleres de hasta 80 alumnos, número con el que se hace insostenible una conveniente cantidad, calidad y frecuencia de escritos encargados y corregidos a cada estudiante. Y esta situación no es excepcional de este momento de los talleres de Ramos, viene dándose  también en otras cátedras y sedes.

Por otra parte, en Paternal se dio de baja una de las cuatro comisiones que tenía la cátedra Arnoux y en cambio se abrieron dos nuevas en la cátedra Gago (que no tiene talleres). Además, la comisión de martes, miércoles, viernes de 15 a 17, que tradicionalmente tenía entre sesenta y ochenta alumnos, solo tiene catorce. Por razones obvias, solo habrá un espacio de taller cuando en años anteriores el curso se desdoblaba.

MARTES 14 de abril: Elvira Arnoux, Mariana di Stéfano y Cecilia Pereyra fueron a hablar con Ferronato especialmente para solicitarle que habilite la intervención de Elvira en la comisión de Enseñanza del Consejo Superior. Aprovecharon el encuentro para insistirle, en general, sobre la cuestión de los talleres como proyecto pedagógico (su historia, la legitimidad que le otorgó el CBC en diferentes instancias, las investigaciones a las que había dado lugar, las publicaciones, la formación de postgrado de los docentes, las innumerables participaciones en eventos académicos que hicieron que los talleres fueran ampliamente conocidos,etc). En particular, se le reclamó también que hiciera algo por el caso San Isidro. Ferronato contestó que el planteo era razonable y que iba a restituir los talleres en San Isidro. Respecto del pedido de la participación de Elvira en la comisión de enseñanza, estuvo de acuerdo y quedó en que al día siguiente se verían en Rectorado a las 10.15 hs.

MIÉRCOLES 15 de abril: desde las 9 hasta las 12 en la puerta de rectorado estuvieron Elvira Arnoux, Roberto Marafioti, Cecilia Pereyra, Mariana di Stéfano, Ileana Celotto y Gladys Perry de AGD, Sol Silvestre de San Isidro, Patricia Bouzas y Mariana de Ciudad Universitaria, Florencia de Moreno y varios profesores más de semiología y de matemática. Finalmente el Consejo Superior no permitió el acceso a ninguno de ellos ya que la comisión de enseñanza decidió no tratar el tema CBC. En un momento se  dijo que posiblemente el presidente de la comisión los recibiría pero esto no ocurrió. Ferronato no fue, por lo menos no fue al encuentro con los docentes, como había quedado. Ninguna autoridad se percató de la humillación que significa, cien años después de la Reforma Universitaria, estar parados horas en un estacionamiento, detrás de las rejas, esperando poder hacer uso del derecho a la palabra.

Por la tarde, Ferronato expresó a algunos docentes que la eliminación de los talleres de San Isidro había sido una decisión tomada por la actual responsable de la cátedra, Alejandra Vitale, cuando se propuso para tal función  y presentó como proyecto pedagógico la reducción a 4 horas del dictado de la materia. Manifestó que ese punto le impedía a él restituir los talleres en San Isidro.

 Miércoles 6 de mayo: Por fin Elvira Arnoux fue escuchada en la Comisión de Enseñanza (quince días antes había quedado tras las rejas del Rectorado, igual que el resto de los docentes). A continuación, la síntesis de sus palabras que redactó Liliana Grigüelo.
Elvira contó que su discurrir tuvo por momentos los rasgos de una arenga destinada a que los consejeros tomaran conciencia de la importancia de la lectura y la escritura en la universidad, que la habían escuchado y que pudo hablar bastante.  Les hago la síntesis de lo 
que nos manifestó al salir, a los que estábamos haciéndole el aguante.
Habló de:
  • el trabajo de los talleres de lectura y escritura durante todos estos años en el ámbito de la UBA
  • el reconocimiento de esa labor en otras universidades, que implementaron modalidades similares, y en diferentes sectores de la educación.
  • el equipo de trabajo formado y experimentado en el área de competencia que no debe desaprovecharse
  • los trabajos de investigación de años al respecto.
  • la labor realizada en relación con la articulación con la escuela secundaria y el pedido de que Semio con sus talleres se dicte en algunos establecimientos, en el último año.
  • la necesidad de que se implementen espacios destinados a la lectura y la escritura en toda la UBA. Habló del centro de escriutra, de tutorías para el grado y el posgrado, de cursos y asesoramientos a docentes de otras asignaturas, de talleres asociados a las cátedras que lo soliciten.
  • Justificó la propuesta no solo en lo que internacionalemte se está haciendo sino también en la perspectiva latinoamericana, que se ha desarrollado con el nuevo siglo y que plantea fundamentalmente la necesidad de formar lectores críticos de los discursos sociales y sujetos que puedan ejercer su derecho a la palabra en diferentes ámbitos además del estudiantil y el profesional.
  • Señaló cómo en las resoluciones ministeriales, de los decanos de ciencias humanas y sociales y del Conicet se plantea la importancia de producir ciencia en castellano para lo cual son necesarios espacios de reflexión y práctica sobre la discursividad escrita en nuestra lengua.
  • Planteó la necesidad de que se vuelva atrás con las últimas medidas hasta tanto se piense en una política amplia sobre la lectura y la escritura en la UBA.
  • Ante la pregunta de un consejero sobre la situación de los talleres  habló de la creación de cátedras paralelas de cuatro horas y señaló el dolor que le causó el modo como manejaron el tema San Isidro.
  • respecto de los talleres optativos se refirió al fracaso de su implementación al comienzo del CBC.
  • el histórico proyecto de que los talleres pudieran constituirse como un espacio autónomo (la objeción más común es que nadie acepta incorporar una séptima materia en el CBC).
  • pensar nuevas estrategias para sostener este espacio que, desde todos los ámbitos, es considerado como imprescindible.